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Nicaragua es uno de los países miembros del FLAR que le sigue apostando a la implementación de los puntos estratégicos en el manejo del cultivo del arroz, sugeridos por el Programa de Agronomía y Transferencia de Tecnología del FLAR.

A través de los técnicos del Programa de Validación y Transferencia Tecnológica (PVT) de la Asociación Nicaragüense de Arroceros (ANAR), se continúa impulsando la adopción de las prácticas de manejo, que permiten poco a poco ir cerrando la brecha entre el rendimiento obtenido por los agricultores y el rendimiento potencial de las variedades existentes.

Gracias a un acompañamiento continuo a lo largo del proceso de preparación, siembra y cosecha del arroz, actividades de capacitación y días de campo, cada día son más los productores arroceros que incorporan los puntos de manejo a sus propias parcelas. Sin embargo, el proceso de adopción varía, cada agricultor lleva su ritmo que, sumado a las condiciones de la zona o a aspectos externos del cultivo, puede tomar años.

La tecnología en seis puntos

Los puntos estratégicos más importantes en el manejo del cultivo del arroz continúan siendo seis: 1. Fecha de siembra, 2. Densidad de siembra, 3. Manejo de plagas y enfermedades, 4.Control de malezas, 5. Fertilización, y 6. Manejo del agua.

En los últimos años los puntos han evolucionado para hacer más eficiente el manejo del cultivo. Una de las transformaciones más importantes ha sido la incorporación de la siembra directa, en los casos en que el productor cuente con la tecnología necesaria para efectuarla.

Este ítem viene a complementar de manera definitiva los seis puntos iniciales. Es decir, la nivelación del suelo permite optimizar el manejo del agua, esto a su vez hace que la fertilización sea más eficiente, y por ende el control de malezas, plagas y enfermedades. Se busca ir desplazando poco a poco la siembra tradicional con fangueo y bajar la densidad de siembra a niveles adecuados.

Resumen de los puntos estratégicos

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*DAP: Fosfato Diamónico **MOP:Muriato de Potasio

Tecnología y adopción

Somos conscientes de que estamos muy lejos de competir a nivel mundial, pero también sabemos que podemos llegar a un punto intermedio de producción, o incluso aproximarnos a los niveles de Brasil (10t/ha), adoptando nueva tecnología”, asegura Douglas Alfonso Hanón, productor arrocero del Valle de Malacatoya.

Los agricultores nicaragüenses tienen claro que el avance de su cultivo depende de dos palabras clave: tecnología y adopción. A lo largo de la historia de la agricultura, la tecnología ha sido un punto de inflexión importante a través del cual se puede hacer la diferencia. La tecnología proporciona herramientas o elementos que ayudan a mejorar procesos, hacerlos más eficientes en calidad, tiempo y dinero. La adopción, en este caso de una tecnología, está más relacionada a una actitud, a aceptar que hay nuevas y eficaces ‘formas de hacer’ que pueden traer mejores resultados. En la transferencia de tecnología estos dos elementos se conjugan para ofrecer a los agricultores alternativas en cuanto a su quehacer en el campo.

ANAR es un facilitador que ofrece tecnología para que cada agricultor la adapte a su propio ambiente”, explica Fernando Chamorro, Presidente de ANAR. En este sentido, el Ingeniero Carlos Méndez, el grupo técnico de ANAR y, a su vez, los técnicos de los agricultores, con el apoyo de Luciano Carmona, coordinador del Programa de Agronomía y Transferencia de Tecnología del FLAR, son los encargados de dar a conocer la tecnología disponible para el manejo mejorado del cultivo del arroz, así como de la adopción y posterior difusión productor a productor de la tecnología.

Gradualmente hemos ido implementando las prácticas de manejo del FLAR. A nivel general en Nicaragua los productores estamos familiarizados con el aprovechamiento de la radiación solar. En cuanto a la preparación del suelo, aunque el fangueo es la práctica más tradicional, estamos empezando a trabajar con siembra directa y mínima o cero labranza. Otra de las bondades que queremos transmitir a los productores que creen en las densidades altas de siembra es que bajando la densidad no sólo podemos lograr altos rendimientos, sino que hay un ahorro significativo en los costos, pues se utiliza menos semilla y se disminuyen las aplicaciones de fungicidas e insecticidas para controlar plagas. Este sistema le permite al productor tener mayor rentabilidad”, afirma Hanón.

Los resultados no se han hecho esperar. Los productores involucrados en el Programa de Validación y Transferencia Tecnológica de ANAR, registran incrementos en los rendimientos de hasta 1t/ha.

Las actividades de transferencia han jugado un papel preponderante en la difusión del manejo mejorado. Durante las diferentes etapas del cultivo se realizan días de campo donde el productor y técnico anfitrión explican y muestran a los participantes cómo funciona la tecnología in situ. Al respecto Hanón menciona que “el propósito es que los productores puedan tomar nota y trasladar esta tecnología e implementarla en su propia finca y recibir los beneficios que esta nos puede suministrar”.

En la transferencia es importante hacer énfasis en la cultura, lograr que las personas se convenzan de que lo que se está haciendo tiene sentido y lógica”, expresa el productor Leonel Samayoa de la Finca El Coco.

Una de las debilidades de este proceso de adopción es que, pese a la disposición de algunos productores a mejorar sus prácticas, hay elementos externos que hacen que el proceso sea lento. En ocasiones las causas obedecen a factores climáticos que no se pueden controlar, como el viento o la falta o exceso de lluvia. Recientemente algunos productores registran pérdidas por problemas en la red de energía eléctrica, pues debido a interrupciones en el servicio los agricultores no pueden hacer el bombeo continuo del agua para el riego, lo que implica la adopción parcial de los puntos de manejo y, posteriormente, pérdidas en el cultivo.

El sistema funciona, hemos adoptado los puntos de manejo, sin embargo mientras no se solucionen algunos problemas, como los cortes de energía y por consiguiente, la interrupción en el suministro del agua, debemos hacer ajustes en el sistema, por ejemplo fraccionar la fertilización”, indica Juan Ramón Sevilla, Asistente Técnico de la Finca El Coyol.

A pesar de estas limitantes los productores continúan su camino hacia obtener mejores rendimientos, ser más eficientes y tener mayor rentabilidad, pero sobretodo hacia seguir siendo los responsables de que la tecnología se duplique entre sus pares, “hay que convencer al productor o él se va a convencer por sí mismo viendo los resultados de otros productores en otras zonas, es la única manera, pues la mentalidad del productor se cambia con ver resultados”, concluye Samayoa.